Un cuento para niñxs (y no tanto) editado por Libros Silvestres desde argentina. Por laura vilche e ilustración de miguel mazza
Nació una tarde junto a otro más. La mamá los llenó de lamidos de felicidad y los abrazó con sus patas hasta que los dos perros se quedaron mosca. La mamá les puso de nombre: tito y pepe.
tito era granizado, brilloso y de pelo corto y epe era marrón, opaco y muy pero muy peludo, de un pelo tan enredado que apenas dejaba verle los ojos, las orejas y no mucho más.
tito y pepe dormían mucho en un bollo de pichichos y pepe siempre tapaba a tito con su cabellera enmarañada.
Pasó el tiempo y tanto tito como pepe crecieron, también el pelo del peludo pepe. Este perro era todo pelo: pelo sobre el lomo, pelo en las orejas, pelo el las patas y también muchos pelos en toda la panza.
Jugaban uno encima del otro, se masticaban las colas y las orejas, y charlaban a puro ladrido, hasta que una tarde, Pepe se dio cuenta de una cosa extraña. Tenía cuatro patas como tito, una cola como tito y decía un “¡guau!” desafinado igual que tito, pero cuando se miró y olfateó con el hocico entre todo su pelaje notó que le faltaba el cosito que sí que le veía a tito entre sus patas traseras.
— ¿Por qué tito tiene esa cosa y yo no? —se preguntó mientras buscaba en su embrollado pelo.
Como nada encontró, desde ese día se enojó. Y cuando lo llamaban “Pepepepepepepe” se hacía el sordo y no se movía.
— Pepeepepepepepepe —lo volvían a llamar y él no contestaba.
Lo tentaban con pelotas de colores que rebotaban y con galletitas con forma de hueso y sabor a hueso, pero nada. Le llenaban la cazuela de agua y de jugo, menos que nada.
— ¡pepeeeepepepe…mira qué lindo!, ¡probá qué rico! —nada, pepe encabronado no contestaba.
Entonces decidieron llevarlos a un veterinario, a tito y a pepe, para ver por qué uno respondía y el otro no.
El señor los recibió con un delantal lleno de dibujos de bichos raros en un consultorio con olor a corral, repleto de jaulas con loros, cajas con tortugas, peceras con peces, ruedas con hamsters, una víbora y una oveja.
Los revisó a los hermanos tito y pepe de arriba abajo.
— pepe de golpe se volvió sordo —le comentaron preocupados al señor. Entonces por las dudas el veterinario le hizo una prueba infalible. Caminó, apretó el botón de un aparato donde comenzó a sonar el disco de la banda “Gatunos Rock” a todo volumen. Al oír los maullidos de los gatos cantores tanto el lanudo de pepe como tito ladraron a lo perro y loros, tortugas, peces, hamster, víbora y hasta la oveja se taparon las orejas.
El señor veterinario se sonrió.
— pepe no es sordo —aseguró. Tiene cuatro patas, mueve la cola, ladra y escucha igual que su hermano tito. Nada le falta, al contrario, le sobran pelos. Y el tema es que no es pepe, es pepa—dijo el señor y le guiñó un ojo a la perra peluda que ya no estaba mufada y movió la cola reconfortada.
—Pepapepapepapepapepapepapepapepaa—la llamaron de ahí en más a pepa la enmarañada que de sorda no tenía nada.
Es maestra de grado, periodista y también escribe cuentos, sobre todo pensando que los leerán niñxs: alumnxs, sobrinxs, hijxs de sus amigos y adultxs aún de talla baja. Le encanta correr por donde sea, y viajar. No le gusta cocinar pero sí que le cocinen; le gustan las plantas pero no sabe cuidarlas, convivir con gatos más que con perros , las montañas más que el mar, las zapatillas más que los zapatos y el calor primaveral más que el frío. Prefiere leer en papel más que a través de la compu o el e-book porque adora marcar y garabatear todos los textos, desde el diario hasta libros, todos.laura vilche nació en Rosario en 1965 y en todo este tiempo dictó talleres de escritura, coordinó bibliotecas del aula y alfabetizó a mujeres qom en barrio Ludueña, en rosario. Cursó materias de psicología, ciencias de la educación y filosofía pero no se graduó en ninguna de esas carreras. Estudió desde siempre inglés y algo de italiano, pero habla ambos idiomas bastante mal. Es coautora de “Trabajar con el diario en el aula. Algunas consideraciones teóricas y prácticas” (Editorial Homo Sapiens, 1994), un trabajo de sus primeros pasos en el periodismo, labor que desarrolla desde hace 26 años en el diario La Capital de rosario. También incursionó en cable, tv y radio (el medio que más le gusta y que escucha cada mañana apenas se levanta). En 2018 escribió para la serie «Dejame que te cuente» del Museo de la Memoria de rosario una reseña sobre el rugbier rosarino desaparecido guillermo white saínt girons. Y en 2019, Libros Silvestres publicó su primer cuento en la serie Tarumba: «Gato enojado no caza ratones», con ilustraciones de josefina preumayr. www.librossilvestres.com
Texto: laura vilche Ilustración: miguel mazza